viernes, 4 de septiembre de 2009

Improviso por aburrimiento


Una vez había un niño de cartón que quería crecer, no a lo alto, si no a lo ancho, y eso es lo peliagudo de esta historia, puesto que él conocía que si crecía comenzaría a desquebrajarse y moriría inevitablemente observando su cuerpo desestructurado a su alrededor.
No importa pensó, moriré feliz,y comenzó a estirarse hacia ambos extremos en una vaga imitación de un culturista hambriento de músculos. Se balanzeaba danzando como un bailarín ruso de 100 kilos, esquivando todos los demás objetos de la mesa, hasta que un ligero soplo de aire, una brisa suave, hizo que nuestro amigo se precipitara por la ventana planeando tristemente como quien observa su propia muerte acercandose poquito a poco.
Y cuala es la ironía triste de la historia, que su cuerpo fue reciclado y convertido en esto.

FIN

3 comentarios:

Iván Cárdenes dijo...

Curioso es conocer el tipo de modas a las que nos sometemos. Cambiar por completo nuestra realidad corporal para convertirnos en personas con una identidad no identificada y encima llegar a la enfermedad física y mental. Debe ser por pura cultura basura.

Veda dijo...

:)bien dicho

^^Helen^^ dijo...

"Reciclarse" o morir!
XD